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Llega el momento de las vacaciones y toca repasar ese “mantenimiento” que llevamos a cabo, ya casi sin darnos cuenta, desde hace un tiempo: exfoliación, depilación, el resultado de esa anticelulítica que tanto nos ha prometido, un repasito a las mechas, el tinte… ¡Parece que todo está a punto! Y sin embargo, los primeros días de playa son «temibles» para la mayoría de nosotras. Atentas a lo más elemental, a veces olvidamos algún que otro detalle que, en el peor de los casos, puede llegar a convertirse en un verdadero problema.
¿Un ejemplo? Aunque no quiero broncear mi rostro, reconozco que hasta que llevo unos días en contacto con la brisa marina, mi aspecto deja mucho que desear. Soy de las que pasa por varias tonalidades, antes de conseguir un tono saludable, y mi cara es un poema. Ése es sólo uno de lo tropiezos que encuentro en mis primeros días de vacaciones, esos días a los que la mayoría llegamos cansadas, desorientadas y hasta en algunos casos, algo desatinadas con nuestras elecciones de cuidados. Vencer este efecto es la misión; disfrutar desde el primer momento, el objetivo. […]